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CARÁCTER DEL RHODESIAN RIDGEBACK

   Incluso antes del momento de la concepción, tanto perros como seres humanos estamos sometidos a factores externos que afectarán a nuestras vidas. Al Rhodesian Ridgeback estos factores le afectan muchísimo.

   Como ejemplo pondré el caso de mi primera camada. Nacieron nueve cachorros: cuatro hembras y cinco machos; de ellos, dos hembras son posibles campeonas. Una me la quedé yo y otra, Vanessa Moyano. Tanto una como otra lo tuvieron muy fácil, sólo se integraron dentro de la manada: el carácter de la manada es el suyo. Dos hembras y un macho fueron a vivir con sendos matrimonios jóvenes y con niños; bueno, también sin problemas: vida familiar tan normal como si de un Pastor Alemán se tratara. Tres machos fueron a una rehala (manada destinada a la caza mayor), desde el primer momento se procuró motivar al máximo su pasión por la caza (esto con un Rhodesian es muy fácil), incitándoles a perseguir y morder a los temibles jabalíes. Tampoco hubo ningún problema, ahora son unos grandes cazadores que cualquier jabalí procura evitar. Queda uno, mi preferido, un impresionante macho que desde el primer momento dejó claro que él era el jefe de la camada. Yo me di cuenta en seguida, su madre también, y sus hermanos se apartaban del plato de papilla cuando él aparecía. Me costó trabajo, pero conseguí encontrarle un hogar apropiado: un matrimonio de ingleses con experiencia en Rhodesian que están encantados con él. Ahora además de adorar a sus dueños es un maravilloso guardián de la casa donde vive.

   Como hemos podido ver, uno de los principales rasgos del Rhodesian es su adaptabilidad para complacer a sus dueños, dando lo que de él se espera en cada momento.

   Pero no todo es tan fácil como podría parecer. Para que un Rhodesian sea como debe ser necesita una cría seria y responsable, con la elección de los reproductores no sólo por su morfología, sino poniendo un exquisito cuidado en su carácter. Más tarde, desde el mismo momento de su nacimiento, el cachorro debe acostumbrarse al trato humano, sociabilizarlo con su entorno: la casa, la familia, la manada, el resto de mascotas... Todo lo que el cachorro pueda aprender le servirá para ser de adulto un Rhodesian Ridgeback equilibrado.

   Un Rhodesian no será como debe ser, aunque con un año ya tenga todo un cuerpazo, hasta el tercer año, cuando esté perfectamente formado tanto física como, sobre todo, psicológicamente.

   Su principal rasgo es su amor por su dueño: no dudará en perder su vida defendiendo lo nuestro. Pero, ojo, su dueño es sólo uno y es para toda su vida. Si no vamos a ocuparnos personalmente de nuestro perro, será mejor que pensemos en otra raza..

   Cuando un Rhodesian mira a su dueño, su mirada es dulce, franca y amable. Cuando dentro de su territorio aparece un extraño, éste podrá ver una mirada dura, penetrante y amenazadora. Cuando simplemente estemos con él dando un paseo, por ejemplo, los extraños percibirán una mirada distante e indiferente. Son muy expresivos, se dan a entender fácilmente.

   Les encanta tener compañía: son perros de manada y no llevan nada bien la soledad. Si pudieran elegir, una familia numerosa con uno o dos perros más sería su ambiente ideal; por supuesto, teniendo cuidado de no juntar varios machos con una hembra en celo. Esto es una ley natural y ocurre con casi todos los seres vivos.

   Los Rhodesian son unos grandes deportistas, siempre dispuestos a acompañarnos en cualquier actividad que realicemos al aire libre. Si somos aficionados a dar buenos paseos por el campo, él será un perro feliz. No quiero decir con esto que no pueda vivir en un piso, todo lo contrario; la proximidad con su dueño les encanta, pero sí que por lo menos un día a la semana toca un buen paseo por el campo o por un parque grande. Es sorprendente ver cómo se les alegra la cara en el mismo momento en que se dan cuenta de que toca el paseo grande. Pero, ojo, durante el primer año de vida el ejercicio tiene que ser moderado, dejándole a él la intensidad mediante el juego con otros compañeros o con los paseos andando. Forzar a un cachorro a correr maratones sólo nos llevará a tener un candidato a sufrir displasia o alguna otra malformación.

   Los Rhodesian son perros que poseen una gran memoria, nunca olvidan a su dueño. También recordarán a su criador, a nuestros amigos, etc.; para lo bueno y para lo malo. Nunca olvidan el lugar donde encontraron algo interesante: restos de comida o un conejo o cualquier otro animal que les llamara la atención. También recordarán el sitio donde escondieron “eso” que querían que nosotros no encontráramos.

   Otra de sus cualidades es la inteligencia, no sólo para aprender órdenes y ejercicios, sino para resolver sus propios problemas o planteárnoslos a nosotros. Esta inteligencia les ayuda a evaluar situaciones, por ejemplo, no es lo mismo pasar conmigo que con mi mujer. Cuando estoy yo, el macho dominante se muestra distraído y relajado. Cuando el paseo es con mi mujer, cambia su actitud y se muestra vigilante y protector, de modo que siempre se sitúa entre mi mujer y lo que él pueda considerar como una posible amenaza. Otro ejemplo: adiestrar un Rhodesian para defensa y ataque es problemático no porque no aprenda las cosas, sino porque una vez sabidas probará nuevos retos y el juego de morder la manga de su amigo el figurante le resultará aburrido; entonces probará a morder en otros lugares, o amagará con morder y esperará un descuido del figurante para pillarle desprevenido.

    Son grandes guardianes, muy buenos defensores de su familia y de su territorio, también de sus compañeros de manada. Son perros que se ayudan unos a otros, por ejemplo, a los tres hermanos que fueron a la rehala el mayoral los definió así: “no son tres perros sino un perro triple”. Cualquier insinuación de uno de los hermanos de necesitar ayuda era respondida automáticamente por los otros dos. También defenderán al resto de mascotas de la casa. Un par de veces les he visto defender a mis gatos, una vez incluso intentó defender al gato en la consulta del veterinario.

   Pero también saben ser tranquilos. Teresa Sabater les definió como los “reyes de las siestecitas”. Ciertamente es así tumbarse al sol o dormirse en una colchoneta a nuestros pies les encanta.

   Les gusta comer, devoran el pienso en pocos minutos. Con esto debemos tener cuidado pues aprenderá a acceder directamente al lugar donde guardemos el pienso. Mejor ponerlo a buen recaudo. También puede peligrar nuestra comida; procuremos evitar tentaciones. Podemos tener problemas de torsión de estómago, como en cualquier raza grande. Para prevenirlo yo parto la ración en dos tomas, una por la mañana y otra por la noche, y evito darles de comer antes y después del ejercicio.

   Con los niños se llevan muy bien; les encanta tener compañeros de juego, sobre todo las hembras, que son unas madrazas. Pero, ojo, un cachorro de cinco meses puede pesar 30 Kg.. y por supuesto, aún no es consciente de su fuerza, por lo que es capaz de derribar al niño, al padre y al abuelo; mejor tener cuidado y evitar dejarlos solos sin la supervisión de un adulto.

   Los Rhodesian también pueden ser perros de trabajo, por ejemplo, una parte de las razones por las que yo me decidí por la raza es porque me la recomendaron en la Fundación ONCE del Perro Guía. Ellos tuvieron una hembra llamada “Masai” y consiguieron hacer de ella una perra guía.

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